Una guitarra y una muestra de poder es la forma que tienen de presentar los primeros instantes de su disco "Have Some Faith In Magic" la banda escocesa Errors. Algo que se agradece, puesto que el disco de una manera global, poco tiene que ver con la música de cuerdas, y mucho más con un estilo electrónico.
Tan eclécticos como tranquilos, Errors nos muestra un LP de 10 canciones que no duda en girar y evolucionar en su estilo. Sus inicios se hacen realmente pausados con canciones como "Magna Encarta" o "Blank Media", la cual da paso a "Pleasure Palaces", mucho más acelerada y bailable.
Y es que no toda la música electrónica tiene por que ser un constante infernal hell. Hay momentos para todo, y Erros nos lo recuerda con algunos de sus temas, como el más corto de todo el disco "Canon". Y aquí es donde podemos entrar en una de las cuestiones que menos nos agradan de "Have Some Faith In Magic". Hay canciones de más de 6 minutos, o 5 largos, las cuales se pueden hacer algo pesadas. Puedes entender lo que el autor intenta mostrar, pero no puedes huir de la inmediatez de la música actual. Del gusto por el cambio de ritmo y de la constante mutación. Errors no huye de los largos temas, y pasadas varias escuchas, puede resultar canso.
El animado ritmo de "The Knock" y el baile al más puro estilo de tribu india que se puede realizar en "Earthscore", son el síntoma de que el disco comienza a llegar a su final. Un final de un sosiego disperso y futurista, como en "Barton Spring", algo más alegre como en "Cloud Chamber" (otra gran canción del disco), y camaleónica, como el tema que cierra este "Have Some Faith in Magic" con muy buen gusto: "Holus-Bolus".
Si bien de momento tenemos 3 disco de Errors, parece que los escoceses con este LP si consiguen subir un peldaño más entre los seguidores de una electrónica experimental y misteriosa, necesitados de un nuevo giro en su música para que el desfallecimiento se siga alejando. Con la ayuda del amorfo pero divertido, y más agresivo "Numbres: 1-13" de Three Trapped Tigers, Errors dan un paso al frente, intentando, y en gran parte consiguiendo, un toque grandilocuente, no siempre indispensable, pero a veces necesario para recordarnos que estamos en pleno siglo XXI, también musicalmente hablando.
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