Hallan muerta a Amy Winehouse en la habitación de un hotel. Según los primeros testimonios no oficiales, la reina del soul había adquirido una gran cantidad de droga para ingerir en una noche loca, y la combinación de esta con una gran cantidad de alcohol, se ha llevado por delante a la artista, al personaje, a la cantante, a la voz.
Desde luego, sorprendido no estoy. Era simplemente cuestión de tiempo. Su sello discográfico publicó en un comunicado oficial: "Estamos profundamente entristecidos por la súbita pérdida de una cantante y artista con tanto talento" Razón no le falta. Apenados estamos todos, y talento tenía. Pero siento lo mismo que cuando mi sobrino se quiere subir en una silla, y le dices: "Te vas a caer!", pero decides dejarle, para que aprenda, y estar pendiente de que no se haga demasiado daño. Todo el planeta sabía lo que iba a pasar, y parece que nadie estaba cerca para que aprendiera pero evitar que se hiciese demasiado daño.
Parece que el Daily Mail, ha sido el primero en enterarse de todo y tener declaraciones del entorno de la cantante. Cosas como: "Amy había decidido tener una gran noche de viernes". El Sunday Mirror también ha publicado declaraciones de amigos de la cantante: "Una sobredosis de éxtasis. La pastilla no era fiable, pero que Amy podía tomar cocaína hasta que las ranas críen pelo". Nosotros no sabemos exactamente lo que pasó, pero lo podemos imaginar. Ahora ya tampoco importa demasiado.
Recientemente en este mismo blog, criticábamos la anulación de algunos conciertos, entre ellos el del BBK Live, por un vergonzoso comportamiento en un concierto en la ciudad de Belgrado. Y criticábamos sobre todo al entorno de la artista, que le permitía hacer el ridículo constantemente. El mismo entorno que ha asesinado ahora a Amy. Ese es mi sentimiento ahora mismo. La inteligencia de tanta gente que brilla por su ausencia, que no han sido capaces de frenar a Amy, y la han tumbado en los brazos de la muerte sin pudor. Personajes con fuertes adicciones, que no fueron capaces de abrir los ojos. Una cantante, una artista, tiene cosas así. Y también tiene que tener gente que la deposite, con amor, en los brazos de la realidad.
Sólo cumpliremos medio minuto de silencio. La pérdida nos duele, ya que hasta cierto punto entendemos a Amy. Pero no nos gusta el descontrol y que se les haya ido de las manos. La falta de inteligencia es una enfermedad para ciertas personas, peor aún que la adicción a cualquier sustancia. El otro medio minuto le emplearé para desearle lo peor a las personas que han provocado esto.
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